
Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños, porque Yo os digo que sus Ángeles en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que esta en los cielos.
Mt 76:70
La vida de un artista en este mundo, es una de las vocaciones más difíciles.
El arte es una necesidad del espíritu humano que es guiada por él para su realización.
En la mitología griega las musas eran las encargadas de recordar a los hombres, através de los artistas, las maravillas que Zeus había hecho con el universo, después de haber restablecido el caos hecho por Urano su padre y haberlo sometido bajo su dominio.
En la actualidad, el artista continúa desempeñado esta labor, como parte de la mente colectiva de los hombres, recordándoles a estos, las maravillas de la creación de Dios, mediante la exaltación de las mismas por medio de sus obras de arte.
Desagraciadamente, la sociedad en que vivimos, deidificando valores materiales y dándole a la razón la supremacía sobre el espíritu, esta creando una sociedad ateo-materialista donde una nueva generación de artistas, exaltan sus errores, haciendo del arte moderno, una actividad desespiritualizada, donde un chimpancé, un elefante o una computadora, son capaces de hacer una obra de arte.
Yo en lo personal, me siento como una especie en extinción, almacenando mis pinturas en cajones, sin ninguna idea de promoción y pasando horas inmensas de trabajo, creando paginas de Internet, que nadie visita o se interesa en ellas.
No se si en este día me levante pesimista o simplemente molesto conmigo mismo, por lo que deseoso de alejar de mí estos pensamientos, decidí dar un giro a mi rutina y tomando un libro que estoy leyendo, mi cuaderno y un lápiz, cerré mi caluroso taller y tome el autobús que me deja en el centro, para de allí transferir a otro que me Ileva a uno de los centros comerciales mas bellos de la ciudad y que en el pasado, utilice para iniciar mi carrera de artista.
"Houston Galería" con sus modernos y elegantes edificios y tiendas, ha logrado su fama en el mundo entero.
El nivel subterráneo, cuenta con una pista de patinaje en el hielo y esta rodeada de restaurantes y bares donde la clientela se divierte del espectáculo de patinadores mientras disfruta de su comida o de su bebida, todo esto en un ambiente de relajación Ileno de cosas agradables para la vista y el paladar que te hacen olvidar un poco de lo desagradable de tus problemas.
En los 80's, la economía de los EU, especialmente la de Houston, se vio afectada por la crisis del petróleo, quizás por eso, uno de los restaurantes de este lugar, nos permitió a mi y a otros artistas, ofrecer nuestros servicios de retratistas en las mesas de su negocio.
Buscando una forma mas de promoción en esta época de crisis, el gerente me dio una tarjeta, con la cual los empleados me regalaban el café, y las meseras y empleados con los que compartíamos, nos regalaban sándwiches o pan, al ver como pasábamos algunas veces los días, sin obtener clientes para nuestro trabajo. Mi espíritu se había sensibilizado, al arriesgar mi situación económica por un empleo cuya remuneración era incierta pero que estaba Ilena de satisfacciones y me hacia abandonar otro que me daba para satisfacer mis gastos y necesidades.
Por fin Ilegué a Galería y me dirigí de inmediato al área de restaurantes que rodea la pista de patinaje.
Nuevos nombres de restaurantes y bares de los que yo había conocido, ocupaban el lugar; me metí en uno de los más populares y ocupando una mesa de las que dan al frente, ordene un café.
Verme rodeado de gente que parecía feliz y satisfecha de la vida, hizo cambiar mi estado de ánimo.
La visión de bellas patinadoras y la de los niños que hacían esfuerzos por no caer, ayudaron a realizar este cambio.
Abrí mi libro dispuesto a disfrutar de este momento cuando sentí la presencia de un joven, que no tenia la apariencia de mesero; su pelo era de un castaño claro, modernamente cortado, sus ojos eras brillantes de un color de miel y su boca, mostraba unos dientes blancos y perfectos que al sonreír, obligaba a responder de la misma manera.
Sin presentarse, se sentó en mi mesa, divirtiéndose con la mirada Ilena de preguntas que mostraba en mi cara, y a pesar de no conocerle, sentí una presencia familiar que me inspiraba gran confianza.
iHola! le salude, ¿tienes algún problema en el que pueda ayudarte? El se sonrío, y me contesto:
Me haces sentir bien, al ofrecerme tu ayuda, pero soy yo en realidad, el que siempre te ha ayudado.
Me sorprendí, queriendo entender a que se refería.
Soy tu Ángel Guardián, me dijo sin preámbulos, y al decir esto, sentí como si mi mesa se hubiera salido de este lugar y colocado en otro, donde no pude percibir la sensación del tiempo y solo éI y yo estuviéramos presentes.
Después de algunos segundos que pudieron haber silo horas, volví a sentir que mi mesa regresaba a su sitio; allí estaba él, todavía presente, sentado enfrente de mi, con su jovial figura de no mas de 20 años, vestido como cualesquier joven de esta época, orgulloso de su corte de pelo y de sus tenis.
Cuando Ilegó la mesera con mi café, mi corazón volvió a turbarse, al notar que lo miraba y Ie preguntaba por su orden.
Con su sonrisa contagiosa, le respondió:
Tráigame una malteada de fresa, una hamburguesa con queso y papas fritas, por favor.
Ella anotó su orden y dirigiéndose a mí me pregunto si deseaba algo mas, ordene un platillo de la carta y anotándolo también en su libreta, se alejo de la mesa.
Tratando de explicar mis dudas, me dijo:
En tu barrio, el café donde viste a Miguel, es un lugar pequeño y la gente que va a él, es casi siempre la misma, por eso no vio conveniente que le vieran contigo, pero aquí, es diferente, es un lugar grande y nadie notara si mañana regresas y no te ven conmigo.
¿Donde te he visto antes? Le pregunte.
Siempre he estado a tu Iado, desde tu nacimiento y lo estaré hasta tu muerte, donde te mostrare el camino que hayas elegido.
Cuando eras pequeño, no me molestaba en ocultarme, aparecía ante ti coma un niño mas grande y te consolaba cuando Ilorabas o te arrullaba cuando dormías y tu mamá no estaba a tu lado.
Siempre te he protegido del peligro y solo he dejado de hacerlo, cuando la voluntad de Dios me lo ordenaba.
Cuando creciste y tu mente empezó a iluminarse con la razón, me hice presente en forma invisible, ayudándote a encontrar lo que perdías o buscabas, inspirándote pensamientos de amor o alejándote de tentaciones y peligros. Poco a poco, tu voluntad fue tomando acciones concientes de ti; fue entonces que empecé a respetar tu voluntad, alegrándome cuando me invocabas en tus oraciones.
Algunas veces te perdiste en las tinieblas, pero permanecí cercas de ti, a pesar de no poder ayudarte, siempre anhelante de que tu corazón pidiera auxilio para saltar a tu lado a socorrerte.
Recuerdas la vez que regresabas hambriento de aquella iglesia, después de haber escogido entre ir a misa y comulgar o quedarte en tu trabajo y comer; Yo fui quien en forma de niñita, bajo de aquel auto en que otros Ángeles hacían el papel de mi familia, y te extendí una bolsa con una hamburguesa, soda y papas fritas.
Tanbien fui yo quien piso los frenos del camión de 18 ruedas, ante la sorprendida mirada del chofer que no te había visto, al cual te atravesaste buscando un hueco para que el padre Juan Manuel pudiera meterse de reversa, tratando de salir de una ruta equivocada al cruzar la frontera por un puente de carga pesada. Recuerdas que te dijo todo asustado ¿acaso pensabas detener ese camionzote con solo extender tu mano? Y tu le contestaste "Si." Sin saber porque lo hiciste.
Yo fui también quien en forma de viejo, te mostró el camino de la escalera cuando de noche en Atlanta, pensabas tornar un elevador abierto a la calle para tomar eI metro y donde 2 malhechores estaban esperando a que entraras.
Y cuando te perdiste en Washington una mañana en la niebla en que en vez de caminar a la parada de autobús, te adentraste en un barrio peligroso donde dos sujetos te seguían y de repente aparecí yo entre la niebla, como un atleta musculoso, acompañado de su novia y tú, dando media vuelta, me seguiste a la parada correcta del autobús, ante la mirada Ilena de terror que inspiré a los que te seguían.
Si lo recuerdo y ahora lo entiendo, le dije, también eras tú, cuando yendo a la Ciudad de México, de repente la niebla en la madrugada cubrió mi parabrisas y no pude ver el camino y todo asustado baje los vidrios para que entrara aire y en eso apareciste tú, como un trabajador de construcción, con una bandera roja, alertándome del peligro de que el camino empezaba a declinar, ¿no es verdad?
Platícame, quiero saber de ti, ¿Cuantas veces mas has estado visible a mi lado?
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